martes, 16 de diciembre de 2014

JOHN KENNETH GALBRAITH

John Kenneth Galbraith

A partir de 1936 inició su activismo político en el Partido Demócrata norteamericano. Su compromiso político como liberal (en un sentido Whig) le ha conducido a partir de ese momento a intervenir en política como asesor de numerosos presidentes demócratas y a ocupar cargos en muchas de las administraciones presidenciales del siglo XX. La época que se desarrolló hasta la Segunda Guerra Mundial le marco profundamente, al igual que a toda su generación, ya que sufrió los efectos devastadores de la Crisis de 1929. La depresión que padeció la economía estadounidense a partir de ese año provocó en toda su generación una desconfianza sobre el libre mercado.
Las críticas a la inestabilidad del mercado se reprodujeron y mucha gente tomó el compromiso de aplicar las soluciones que fueran necesarias para poder superar la depresión. A esas ideas respondió la política del New Deal de Roosevelt y Galbraith, al igual que otros, se movilizó y adoptó las opciones políticas y doctrinales que aún hoy mantiene. De forma paralela a su actividad docente estuvo vinculado a organizaciones como el departamento estatal de agricultura durante la época del New Deal, y participó en la campaña demócrata para la reelección de Franklin Delano Roosevelt. En su estancia en el Reino Unido se alineó en torno a las tesis Keynesianas y conoció a economistas como Schumpeter, Sraffa, Michal Kalecki o Joan Robinson.
En lo referente a sus aportaciones, el profesor Galbraith, en La sociedad opulenta, se preocupó de los efectos del capitalismo a ultranza, de las diferencias sociales que produce y de la brecha que abre entre las capas sociales, manteniendo posiciones defensoras del estado del bienestar. También a Galbraith se debe la definición de tecnoestructura, como un término que se aplica en organizaciones empresariales a partir de un determinado tamaño. No es difícil comprender que en una organización empresarial de gran tamaño, el capital se diluye, de manera que ya no es posible encontrar una persona que disponga de todo el control y el capital. En esta situación, el capital se diluye en sociedades cuyas acciones son negociadas en bolsa.
En este contexto, un tanto por ciento mínimo del capital social (un tres por ciento) ya se considera mayoritario y decide la gestión de la firma. Junto a este nivel aparece otro de gestión formado por todos los directivos contratados que toman decisiones estratégicas y tácticas. La cuestión es que la información de gestión es facilitada por un grupo mayor de personas que desde puestos técnicos influyen de forma relevante en la toma de decisiones. A todo ese grupo se le denomina tecnoestructura.
En El nuevo estado industrial y en escritos posteriores, John K. Galbraith estudió el comportamiento de las grandes corporaciones industriales. Éstas, al contrario de lo que se pudiera entender teóricamente en lo que se conoce como libre mercado, influyen activamente sobre la demanda de manera que deciden qué, cómo y cuándo se debe adquirir un bien o servicio.
Dentro de esta perspectiva oligopolista del mercado, Galbraith postuló que los demandantes tenderían a organizarse de alguna forma con la intención de influir en la toma de decisiones de las grandes corporaciones. Esta teoría del poder compensador ha sido negada por muchos economistas, ya que el comportamiento del consumidor ha seguido siendo influenciado por la oferta, la mercadotecnia y otras variables sin que se haya producido una organización de los consumidores para defender sus intereses como actor en el marco económico.



“Cuanto mayor la riqueza, más espesa la suciedad.”





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